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  LOS QUISTES DE TARLOV 

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Artículo Dr. Long

 
 
Descripción del tratamiento de los quistes de Tarlov (perineurales) sintomáticos 
 
Dr. Donlin M. Long MD. PhD 
John Hopkins Medicine, Baltimore, Maryland
 
 
Los quistes perineurales son hallazgos comunes en Resonancias Magnéticas lumbosacras, realizadas on otros propositos diagnósticos. La mayoría de ellos se localizan en la zona lumbar, sacra o en el área coccígea. 
 
Son generalmente pequeños, aproximadamente del tamaño de una judía, pero pueden crecer hasta alcanzar un tamaño enorme. El quiste mas grande que yo he visto ocupaba completamente el abdomen y la paciente pensaba que estaba embarazada. 
 
Los quistes son con frecuencia múltiples, particularmente cuando se localizan en la zona sacra. Algunos pueden ser lo bastante grandes para extenderse a lo largo del abdomen y pueden llegar a confundirse con masas abdominales. Los quistes sintomáticos suelen causar dolor. El síntoma típico es dolor en la distribución del nervio o nervios sobre los cuales se encuentran los quistes. Estos también pueden ocasionar pérdidas de la función neurológica tales como: debilidad de los músculos, pérdida de sensibilidad de la piel, pérdida de reflejos o incluso alteraciones en los esfínteres anales y de la vejiga o de la función sexual. Los quistes pueden también crecer lentamente y con frecuencia pueden acabar erosionando el hueso dejando grandes cavidades a medida que se expanden. Pueden seguir la trayectoria de nervios en el interior del abdomen y presentarse como masas abdominales que se confunden con frecuencia con tumores o quistes de ovario. El diagnóstico de los quistes se realiza por RMN con casi total certeza. 
 
El tratamiento se debe realizar solamente cuando exista una certeza razonable de que el quiste es la causa de los síntomas y cuando los síntomas son lo suficientemente serios para justificar su tratamiento. El hallazgo de un quiste sin sintomatología no es razón suficiente para ser tratado. Pacientes que han tenido quistes y han presentado dolor, son sintomáticos porque presentan alguna otra anormalidad en la espalda, distinta del quiste. Cuando los síntomas están presentes, se determina que están causados por el quiste y son lo suficientemente serios para requerir un tratamiento, las opciones disponibles son varias. 
 
Nosotros estudiamos si estos quistes pueden ser tratados de manera efectiva empleando solamente agujas insertadas a través de la piel. Con esta técnica identificamos el quiste mediante RMN y entonces utilizamos la fluoroscopia- TAC - para colocar la aguja en el interior del quiste. La localización exacta de la aguja se verifica, y el contenido del quiste que es fluido espinal es extraído. A continuación el quiste se rellena con un tejido adhesivo que se inyecta a través de la misma aguja. El procedimiento dura 30-45 min. 
 
Durante el año pasado tratamos a 28 pacientes, 12 de los cuales se han seguido durante 6 meses-1 año. En ocho de los 12 se ha conseguido controlar de una manera excelente el dolor de modo que su dolor ha pasado a ser de 0-1 en una escala de 10. Dos pacientes consiguieron alivio de su dolor durante 3 meses y después el dolor volvió. Estos necesitaron una reaspiración. Dos pacientes no obtuvieron ningún beneficio tras la aspiración. En ningún paciente surgió complicación neurológica alguna, aunque un paciente se quejo de adormecimiento en la zona perineal. Un paciente encontró el procedimiento demasiado doloroso como para continuar y otro en el que se había conseguido un resultado excelente a largo plazo había empeorado al cabo de algunas semanas. 
 
En la actualidad colocamos dos agujas empleando el TAC control en lugar de una, lo que incrementa la cantidad de adhesivo que podemos inyectar. Pensamos que esto ha reducido el dolor de los pacientes durante el procedimiento y ciertamente ha mejorado nuestra capacidad para rellenar de manera completa los quistes. 
La razón para que esta técnica no haya sido aún aprobada en USA es que los datos disponibles actualmente en la literatura no prueban con total certeza que esta sea una técnica útil. Sin embargo, es de bajo riesgo y no influye en posteriores tratamientos quirúrgicos. Nosotros continuamos estudiando el problema pero en este momento la aspiración parece prometedora y tiene éxito al menos a corto plazo. 
 
El tratamiento estándar para los quistes sintomáticos de Tarlov es la cirugía. Esta requiere una operación para exponer la región de la columna donde el quiste se encuentra localizado. El quiste es abierto y el fluido drenado y después sellado para evitar que el fluido retorne. El quiste puede ser rellenado con grasa o con tejido adhesivo o con ambos. A veces es posible ocluir el cuello del quiste con una sutura. Los quistes abdominales grandes requieren la cirugía abdominal directa a menudo. En la actualidad esto se realiza con un endoscopio, habiendo tenido éxito en la extirpación de los quistes abdominales en el número pequeño de pacientes que han requerido esta técnica.  
 
La clave para decidir sobre el tratamiento de estos quistes es determinar con certeza si el quiste es la causa de los síntomas. Antes de se decidirse por la intervención los síntomas deben ser suficientemente serios. La técnica percutánea evita la cirugía, es segura, pero aún no está demostrada completamente su eficacia. La ofrecemos a todos los candidatos apropiados.  
La cirugía es eficaz pero tiene riesgos. Mi propia experiencia de 40 años abarca al menos 50 pacientes. Los resultados han sido buenos pero los fracasos ocurren y la posibilidad de la lesión del nervio durante el intento de reparación existe. El riesgo del fracaso parece ser del 1-2 el perjuicio de nervio ha ocurrido en 1 de aproximadamente 50 pacientes. 
 

(c) Isabel Jiménez Bueno - Créé à l'aide de Populus.
Modifié en dernier lieu le 11.06.2007
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